lunes, 22 de julio de 2013

In memoriam: El último suspiro de Heath Ledger

Hace apenas dos horas que he terminado de ver El Imaginario del Doctor Parnassus, la última película en la que participó Heath Ledger, y aunque esta entrada debería dedicarla a hablar de una película que llevaba queriendo ver desde hacía años, no puedo evitar acordarme de este grandísimo actor, que nos dejó demasiado pronto.
                                           
Ahí va la ficha:

Nombre: El Imaginario del Doctor Parnassus
Director: Terry Gilliam
Reparto: Heath Ledger, Cristopher Plummer, Tom Waits, Lily Cole, Andrew Garfield, Johnny Depp, Jude Law, Colin Farrell, Verne Troyer.
Duración: 123 minutos
Género: Fantasía
Año de estreno: 2009
Sinopsis: En el presente, el actor inmortal de mil años de edad llamado Doctor Parnassus (Christopher Plummer) posee una compañía teatral que ofrece a los miembros de su audiencia ir más allá de la realidad mediante un espejo mágico.  Los miembros de la compañía incluyen a un ilusionista experto, Anton (Andrew Garfield), y un enano, Percy (Verne Troyer); Parnassus había conseguido la inmortalidad mediante un primer trato con el Diablo (Waits), en un segundo trato Parnassus recupera la juventud para atraer a la persona amada, ya en el presente, el Diablo llega a recoger lo que le pertenece según el acuerdo, apuntando a la hija del Doctor (Lily Cole). La compañía, a la cual se une un misterioso forastero llamado Tony (interpretado por Heath Ledger, Johnny Depp, Jude Law, y Colin Farrell), embarca hacia mundos paralelos para rescatar a la muchacha.

Crítica: El Imaginario es una película al estilo puramente Terry Gilliam (El Secreto de los Hermanos Grimm, El Rey pescador, Las aventuras del Barón Munchausen, Los caballeros de la Mesa cuadrada), fantasía delirante y paranoica que firmaría el mismo Terry Pratchett.
La película está finamente ambientada en un Londres oscuro y lluvioso, casi gótico, en el que las luces y fantasías de la caseta feriante del doctor Parnassus trata de combatir la fría realidad con imaginación. 


Por un lado se plantea la vida idílica de los ocupantes del destartalado carromato, cuyo obsoleto aspecto le rodea de un aura de calidez, y por otro, las penurias, sobretodo económicas, de este grupo de bohemios que parece no encajar en la insensible época actual.
Es un contraste muy claro entre el mundo real, y el mundo de fantasías, que, en un final no carente de ironía, se acaban mezclando y produciendo, como era de esperar, un caos absoluto.


El argumento es algo complejo, un grupo de feriantes (el viejo mago, su hermosa hija, el chico recogido de la calle y enamorado de la última y el sabio ayudante-arquetipos-) se ven abocados a la ruina, pero un hombre al que recatan de la muerte se une al negocio y pese a no recordar ni su nombre, con su labia y encanto parece salvar el espectáculo.  Pero el Diablo se inmiscuye para cobrarse un pacto con el buen doctor, la chica será suya una vez cumpla los dieciseis años. Para impedirlo, el doctor debe conseguir llevar cinco almas al otro lado del espejo. Todos estos sucesos se intercalan con flashbacks de la vida de Parnassus, de su primer pacto con el Diablo, de su inmortalidad y de la mujer que amó, así como escenas del otro lado del espejo en lo que parece un mundo sin reglas ni leyes en el que todo es posible.


La interpretación de los actores es sumamente brillante, Chris Plummer está extraordinario, con sus reflexiones y momentos de locura en un personaje que no podía ser de otra manera, Heath Ledger demuestra por qué era el actor más prometedor de su generación, y de Johnny Depp, Jude Law y Colin Farrell solo se puede tener buenas palabras por encarnar tan bien los cambios que se producen en ''Tony'' tras cada uno de sus pasos por el espejo. Así como Tom Waits, magistral como un Diablo pícaro, irónico y con ciertas dosis de humor. En otro nivel están Andrew Garfield (La Red Social, The Amazing Spiderman) y Lily Cole, poco más que caras bonitas, aunque Garfield no lo acaba de hacer mal.


Solo puedo decir que la película es mágica, maravillosa, te lleva a un show en el que la realidad y al ficción son imposibles de distinguir, fantástica en el sentido literal de la palabra. Los efectos especiales son extraordinarios, de gran belleza visual, y te transportan al mundo irreal que hay al otro lado del espejo de Parnassus.
Lo único negativo de la película es algunas escenas que sobran (por ser excesivamente absurdas), como la antigua vida del Doctor como monje en una montaña, o el hecho de que nadie eche de menos a las personas que desaparecen dentro del espejo.


Aún así, es original, ingeniosa e inteligente, muy diferente de las películas revistas que se ofrecen habitualmente, y gira alrededor de dos temas fundamentales, el primero, la elección y la importancia del camino por el que optemos, y el segundo, el mundo de los sueños, y los riesgos de perderse en ellos.

Pero no se puede negar que la trayectoria de la película quedó marcada el 22 de Enero del año 2008, cuando el protagonista de la película, el actor que según palabras de Gilliam''había codirigido y escrito la película'' y ''llenaba los huecos de todos los personajes con su energía y pasión'' fallecía por una sobredosis accidental de pastillas para combatir el insomnio.
Heath Ledger, de 28 años, que acababa de terminar de rodar El Caballero Oscuro, en el que su interpretación de El Joker le acabaría valiendo un Oscar que no pudo llegar a recoger.
Solo había acabado de filmar la mitad de las escenas de Ledger, el equipo estaba destrozado, el rodaje parado, y la película a punto de cancelarse.


Pero el director, Terry Gilliam, se resistió a dejarla morir, se negó a que el último trabajo de Heath Ledger se perdiera. En un primer momento planeó sustituir las escenas que aun no habían rodado en las que salía Heath por imágenes creadas por ordenador, pero esto no llegó a llevarse a cabo, porque tres de los mejores amigos de Heath se ofrecieron a Gilliam para completar el film, y así este reescribió el guión para que el aspecto de ''Tony'' cambiara tras pasar por el espejo. Ninguno de estos tres grandes actores (Depp, Farrell, Law) cobró un dólar por hacer el papel, sino que su sueldo fue donado a Matilda, la hija de Heath.

Otra de las cosas que no se puede pasar por alto es la influencia de la muerte de Heath en el guión, ya que este fue reescrito tras el fallecimiento. Inolvidable será la manera simbólica en la que Heath Ledger es traído de vuelta a la vida.Y no sólo por esto, sino también será memorable el simbolismo con el que las figuras de Lady Di o James Dean flotan en uno de los imaginarios... y más concretamente, en el primero donde Heath Ledger se "desvanece": Johnny Depp, interpretando un "imaginario" Tony señalará a la Mujer Lui Vuitton lo que es la inmortalidad (''Nada es permanente, ni siquiera la muerte''); permanecer joven para la eternidad. ¿No será aquí imposible olvidar que Heath Ledger nunca más envejecerá, y que sus películas mantendrán su imagen para la eternidad?

Así, quede para el recuerdo este último papel de Heath Ledger, y que junto con él todas sus anteriores películas no permitan que este gran actor caiga en el olvido.


Namárië

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